Hegel, la doctrina de la esencia
Las contradicciones en el camino de la creación del sujeto y del E
Rubén Dri
El despliegue dialéctico del sujeto que Hegel presenta en la espléndida Fenomenología del espíritu culmina en el saber absoluto que consiste en la superación de la división-escisión de sujeto y objeto. Como expresa el filósofo alemán: "En el saber absoluto se ha resuelto totalmente la separación entre el objeto y la certeza de sí mismo. La verdad se igualó con esta certeza como ésta se igualó con la verdad". Con el saber absoluto culmina el saber fenoménico, para dar paso al saber real que se despliega en la Ciencia de la lógica, que es la ciencia de la totalidad sujeto-objeto intersubjetivo que conforma la realidad, toda la realidad. Se despliega en la majestuosa macrodialéctica ser - esencia - concepto. Para comprender esta dialéctica es menester tener siempre presente que se trata de la realidad en sentido fuerte, la que obra, la que actúa, la que construye y destruye, la que crea, que no es otra que el sujeto que es sujeto-objeto intersubjetivo. Por otra parte, la realidad no será vista desde fuera sino desde dentro, porque el despliegue dialéctico es un autodespliegue. Precisamente el paso de la doctrina del ser a la doctrina de la esencia es el paso de lo objetual a lo subjetual. La verdad del ser es la esencia, así comienza. Equivale a decir: la verdad de lo objetual es lo subjetual. Con la doctrina de la esencia salimos de la superficie en la que todavía nos movíamos en la doctrina del ser y nos hundimos en los abismos de la realidad, en el despliegue del sujeto-objeto en esos abismos, de los cuales surgirá esplendorosamente como la crisálida que se despliega con los vivos y deslumbrantes colores de la mariposa. Quedamos en la puerta de la doctrina del concepto.